Por María Murillo
Cuando somos espectadores de una película y estamos ahí sentados delante de la megapantalla disfrutando de la historia, podemos apreciar a cada uno de los personajes en diferentes escenas. Algunas de estas pueden estar sucediendo contemporáneamente – por una parte la historia nos presenta al protagonista que está sufriendo, mientras por otra nos muestran al antagonista que está metido en su papel de malvado, ocasionando problemas por ejemplo. Al estar nosotros afuera como espectadores, en ocasiones tenemos ganas de gritarle al protagonista lo que debe hacer para salir victorioso, como si el actor pudiera escucharnos.
Lo anterior en cambio no siempre sucede en la vida real. Estamos tan metidos en nuestro propio papel, siendo protagonistas de nuestra propia película que no alcanzamos a ver ¿Quiénes somos?, ¿Qué queremos? ¿Hacia donde vamos? ¿Quiénes vienen con nosotros? ¿Qué hay en nuestro camino? ¿Qué estamos dispuestos a hacer para llegar ahí? y/o ¿Qué estoy esperando para dar el primer paso?
Estas son algunas preguntas poderosas que podemos empezar a hacernos cuando tomamos perspectiva. Si nos movemos dos pasos afuera de la escena para “salir” de nuestro rol del actor principal y tomamos en cambio el lugar del director, o del productor o inclusive del guionista podremos elegir cómo quiero vivir una determinada situación, o bien con que “personajes” o elementos quiero interactuar y qué tipo de historia quiero interpretar ¿un drama, una película de acción, de terror, de suspenso e incertidumbre? Todo el tiempo tenemos la capacidad de movernos de lugar para tomar una nueva perspectiva que nos permita VER lo que la actual no nos permite.
Cuando estamos realmente observando nuestra propia vida desde afuera accesamos a todas las respuestas. En cambio cuando estamos involucrados en el drama la verdad se distorsiona. Cuando tomamos distancia adquirimos objetividad y veemos las cosas con mucho mayor claridad. Cuando vivimos siendo únicamente protagonistas nos cegamos, cuando en cambio nos preguntamos ¿Qué haría en nuestro lugar alguien que admiramos o inclusive un desconocido? Entonces las respuestas aparecen.
Cambiemos de perspectiva, movámonos de lugar y entonces empezaremos a ser testigos de la revelación de las respuestas que estamos esperando.